Baila, baila, pequeña mariposita, baila, salta entre los juncos, arrastra la cola de tu vestido blanco sobre la superficie del agua impura, deja que las flores se aparten a tu paso y las criaturas de ribera te hagan reverencias, ríe como el agua al entrar en tu garganta, destroza tus zapatitos con las piedras del fondo, gira desacompasada, deja ondear tus brazos, y deja que el río te trague mientras bailas al son de tu última canción.
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