Una taza humeante entre las manos y la mirada perdida. Mi Madrid favorito siempre fue el pasado por agua, y hoy la tarde es joven y húmeda; pero no encuentro motivos para saborearla.
Las gotitas golpeando el cristal me transportan a esos ojos fijos que se preguntaban hasta dónde podían hacerme llegar. La calle estaba encharcada y mi aliento se dibujaba en la noche de febrero. Una vez más aposté y perdí, all in y un año después no me queda mucho más entre las manos que esta taza de té y unas cuantas excusas.
No puedo darte más que un sentimiento rasgado a filo de navaja porque es todo lo que pude rescatar, y tú no puedes dejar de darle vueltas a su imperfección; como si pudieras remendarlo, como si pudieras hacerme sonreír al decir mi nombre.
Y hoy la tarde es joven y húmeda, y hoy te choca que prefiera el abrazo de la manta a tu regazo, pero en fin, ya sabes que la lluvia solo es noticia en Madrid.
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