Si ves lo que siento también ves lo que duele, y siempre puedes decidir usarlo a tu favor. Me quitas la coraza sin permitir que yo ose siquiera rozar la tuya.
Con solo tres o cuatro palabras mal escritas me habrías hecho sonreír pero tampoco has sido capaz de eso. Preferiste sacar el tablero y jugar, fingir que las cosas habían cambiado, pintar las casillas de un rosa algodonado y prolongarlas hasta el infinito, tenderme gentil unos dados en los que no había números ni posibilidades de avanzar. Tampoco de retroceder.
Pero amor, tu perfección se coló y te equivocaste, porque como sabes detesto las rutinas y tener que esforzarme en quererte ya lleva tiempo rayando en monotonía.
Cierra los ojos y aprieta el gatillo...
-Esto no ha acabado. De hecho, casi me la juego diciendo que acaba de empezar ahora mismo.
+Deja de jugar conmigo.
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