Maldice el tiempo transcurrido, la vida que tan perra ha sido en el último año, maldice todo lo que ha y todo lo que debería haber sucedido, llora en la almohada cada noche, recuerda sus costumbres, pregúntate por qué, por qué, por qué ella y no tú, y cuando estés al fondo del abismo, coge todo ese odio, ese rencor, esa tristeza y esa envidia y sácale algún parecido con todo aquello que le hiciste pasar a ella.
-¿Por qué me pides perdón?
-Sabes que jamás lo hago si no lo siento de verdad.
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