jueves, 5 de junio de 2014

Te perdí, me perdiste, nos perdimos

Te quise, me quisiste, nos quisimos.

De pronto, me di cuenta de que los juegos habían dejado de tener sentido. Ya no me importaba si no podía comprar el hotel President, y una entrada en el Paseo del Prado había dejado de quitarme el sueño. Ya no quería rebuscar estrategias que me permitieran verte como de casualidad, ya no me interesaba calcular las palabras ni medir los silencios. Ya no necesitaba que nos escribiéramos por turnos, no me apetecía adivinar si tus miradas eran sinceras o caras de póker.
Tiré las cartas boca arriba sobre el tapete para poder mirarte mejor, tú me observaste desconcertado con tus ases todavía en la manga, a buen recaudo. Apoyé los codos sobre la mesa y la cara sobre las manos, dibujé una sonrisa y me empeñé en pasar de buscar al asesino del Cluedo a buscar el reflejo de la luz en tus ojos.
Para mí, los juegos habían dejado de tener sentido, pero tú seguías convencido de la necesidad de devorar todas mis fichas de colores.

Te perdí, me perdiste, nos perdimos.


No hay comentarios:

Publicar un comentario