domingo, 3 de marzo de 2013

Can you read my mind?

Nunca he sido una persona muy comunicativa, de hecho mi estilo es más sonreír y guardarme mis comentarios y mi humor inglés para mí. Me seduce la idea de dejarme llevar por las calles madrileñas siguiendo impulsos tranquilitos, yo sola, conmigo. Sonrío con la calidez del sol sobre mi piel. Me acurruco de amor por la luna que araña las ramas de los árboles. Me trago las palabras, las estudio, las rumio y las devuelvo aderezadas con mieles y sutilezas. Se me atragantan las palabras y se me paralizan los labios. Separo a las personas entre las que entienden mis silencios y las que no. Y las hay que los entienden, de verdad. Las personas que valen la pena son las que se toman la molestia de aprender a leer en mis ojos. A todo esto sigues delante de mí esperando una frase que mi mirada huidiza se niega a pronunciar. No te das cuenta de que siempre sello mis labios porque tengo miedo, soy una niña y estoy muerta de miedo.

YA PROBÉ LA HIEL POR TI, PARÉ LAS BALAS, PUSE ALAS AL COLCHÓN. 


"En la esquina de la calle principal intentando mantener las formas. Dices que quieres avanzar, dices que me estoy quedando atrás, ¿puedes leerme la mente? Realmente nunca renuncié a escaparme de esta ciudad de dos estrellas. He puesto la luz verde, tengo una pequeña lucha interna, voy a darle la vuelta a esto. ¿Puedes leerme la mente? Los buenos y viejos tiempos, el hombre honesto, el corazón inquieto, la Tierra Prometida, un beso sutil que nadie ve, una muñeca fracturada, un gran trapecio... bueno, a mí no me importa si a ti no te importa, porque yo no brillo si tú no brillas. Antes de que te vayas, ¿puedes leerme la mente? Tiene gracia cómo te derrumbas esperando alguna señal. Freno en frente de tu entrada con un escalofrío mágico en la espalda. ¿Puedes leerme la mente? La reina adolescente, el arma cargada, el sueño destrozado, el elegido, el acento sureño, el mundo inadvertido, la muralla de una ciudad, un trampolín... bueno, a mí no me importa si a ti no te importa, porque yo no brillo si tú no brillas. Antes de que saltes dime con qué te encuentras cuando me lees la mente. Deslizándome en mi fe antes de que caiga, él nunca devolvió esa llamada. Mujer, abre la puerta, no dejes que pique, quiero respirar ese fuego otra vez, a mí no me importa si a ti no te importa, porque yo no brillo si tú no brillas, apóyate en mí. Las estrellas resplandecen como diamantes en bruto cortados por el sol cuando me lees la mente."

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