viernes, 4 de agosto de 2017

¡Pues claro!

Ahí estaba ella. Ella y esa cara. Y como no encontraba nada mejor que hacer mientras ella se dedicaba a mirarle, decidió buscar una definición a esa cara. Autosuficiente... no. Coléricamente reprimida. Ojos de loca, quizá. Soberbia, pero no del todo...
-¿No vas a decir nada?
Ahí estaba ella pidiendo explicaciones, haciéndose la enfadada, solo porque le gusta tener razón. No le gusta que le lleven la contraria, y a él tampoco. Los muros más resistentes no están hechos de ladrillo ni de hormigón, los verdaderamente difíciles de romper los componen los silencios, y ellos estaban armando uno a toda velocidad. bloque a bloque, una enorme presa amenazaba con terminar de separarles para siempre.
-No.
Y ahí estaba él, colocando el último componente de esa muralla que habría de cortar los hilos que durante años habían construido. Vendiendo los secretos de diez años a cambio de la satisfacción de la victoria.
Pero nunca hay ganadores cuando se quiebran los esófagos y, casi sin darse cuenta, comenzó a notar una enorme bola ascendiendo por el suyo, cortándole la respiración, cortándole las alas. Se dio la vuelta y comenzó a caminar mientras sentía sus ojos clavados en la nuca. Incrédula. Maternal. Decepcionada. Cabreada.
Y pasarán los días. Él seguirá desayunando en dos minutos y ella seguirá sin peinarse. Él se anudará la corbata mientras ella se queda dormida en la ducha. Él seguirá siendo demasiado orgulloso y ella, demasiado caprichosa. Él hará kilómetros de carretera mientras ella aún tiene los ojos clavados en su nuca, con esa cara que dice: "espero que esto no vaya en serio".


"La amistad es una nostalgia de caminatas y conversaciones sin rumbo, de cafés compartidos en mañanas laborales de holganza".

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