sábado, 15 de enero de 2011

Hasta pronto, M-30.

Entonces, después de que haya satisfecho su apetito de dolor, te deja tirada, en una carretera húmeda y oscura, conocida de las otras veces que te han hecho caer, en una M-30 imaginada, con lágrimas en los ojos y un amor-odio en el corazón que duele más que el atropello de los coches que pasan. A veces un Mini, a veces un Mercedes, tan distintos pero tan iguales, te pisotean para añadir dolor al de Aquel que aún sigue presente.

Y entonces, cuando piensas que nadie más te va a hacer sentir, a devolverte la sonrisa, llega alguien que te sonríe, te tiende la mano, te levanta del suelo cada vez que te caes, te saca de la carretera. No sé quién eres, ni qué haces aquí, quién te ha enviado a mí, pero estás aquí, aquí conmigo, para hacerme reír, para abrazarme, para secarme las lágrimas. No sé quién eres, solo sé que esto no es casualidad, sé que de pronto creo en el Karma, sé que eres un ángel que ha venido a salvarme.
Y aparece un alguien que se mete en tu cabeza, un imprevisto, una nueva ocupación durante las próximas semanas que poco a poco irá echando la neblina negra de Aquel, que se va yendo, cada día un poco más, hasta que queda la cicatriz del pasado, que tal vez se vaya pronto, o tal vez nunca.
No sé si me harás sentir, o serás un juego de unas semanas, un coche más para atropellarme, te juras sincero, pero aún así no puedo evitar mirarte con precaución de la experiencia.






-Bueno, si no tienes nada que hacer, pásate por mi casa...
-Allí estaré ;)

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