Dicen que cuando no se está bien lo mejor es coger todos los sentimientos, meterlos dentro de una taza de café, de esas que siempre compras en una tienda de souvenirs y luego guardas en el armario de la cocina, de esas que te parecieron preciosas cuando las compraste y después fueron perdiendo la gracia hasta adquirir un aura casi grotesca. Dicen que tienes que meter ahí tus sentimientos, meter la taza en el microondas y dejar que explote. Dicen que va a doler, claro que va a doler... los cristales de la puerta te abrirán cortes en las mejillas, el sonido de la explosión se repetirá como un eco en tus pesadillas, pero también dicen que ya no tendrás que soportar la maldita taza, ni su contenido, perturbándote.
¿Qué haces cuando un día despiertas queriendo desayunar en una desenfadada taza neoyorquina?
¿Qué haces cuando todos los días te despiertas queriendo desayunar en una maldita y grotesca taza neoyorquina?
Y ahora tengo un montón de sentimientos y una maldita, grotesca taza neoyorquina guardada en mi cajón, mientras Pete Doherty y yo decidimos si mi microondas se merece esa tortura.
Ya no lo tengo tan claro.
Music when the lights come on, the girl I thought I knew is gone and with her my heart has disappeared.
I no longer hear the music.
No hay comentarios:
Publicar un comentario