lunes, 30 de septiembre de 2013

Ella tuvo miedo porque no creía en los milagros

Sus ojos verdes, su sonrisa dulce, la electricidad que desprendía en cada uno de sus movimientos y hacía imposible no acercarse más. Y al acercarse sus manos se rozaron, y al rozarse saltaron todas las alarmas. Porque estaba acostumbrada a los arañazos, estaba acostumbrada a que las cosas tenían que salir mal. Y abriendo los ojos al nuevo mundo que se le estaba ofreciendo en bandeja de plata era incapaz de encontrarle un solo desierto. Así que alejó su mano, atenuó su sonrisa y apartó los ojos de la mirada que seguro tenía que esconder algún desastre natural.




<Me encanta que no te cierres puertas porque... bueno, porque no vale la pena.
+Ya...

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