martes, 19 de noviembre de 2013

So keep that list of who to thank in mind

Cuando acaricio el cuero de la maleta, se me ocurre que podría agradecerte las tardes de verano que me regalaste. Podría agradecerte que nunca dejaras de sonreír, ni siquiera cuando no tenías ganas. Podría agradecerte que entiendas mis silencios y que cambies las sábanas. Podría agradecerte incluso que me concedieras el honor de estar en el punto de mira de tus pupilas. Podría agradecerte que me acariciaras con más dulzura que el sol. Podría agradecerte que me quieras un poquito, y podría agradecerte que lo escondas para evitarme algún traspié. Y mientras agarro el asa deshilachada y atravieso la puerta, me permito girarme y te veo ahí, apoyado en el sofá, sonriéndome, invitándome a perder el miedo a lo que me espera fuera de nuestra preciosa burbuja llena de reflejos de colores.
Podría agradecerte que nunca dejaras de sonreír, pero prefiero agradecerte que devolvieras a mis labios la sonrisa.


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