lunes, 25 de noviembre de 2013

Turn off the lights, close your eyes.

Mis dedos buscaron esa canción casi sin pensar. Y, con los primeros acordes suaves de guitarra, levanté unos ojos cómplices hacia sus pupilas. Él miraba el equipo de música con una media sonrisa ligeramente sorprendida. Yo apenas podía aparentar casualidad. Entró la batería, y el mundo se detuvo.
Ahí estaba yo, agachada frente al estéreo, con la mirada clavada en sus sospechas. En él. La abarrotada sala fue desvaneciéndose a nuestro alrededor conforme las notas se volvían más rápidas y envolventes.
Y entonces me miró, me miró, me miró.




Y si te, si te, si te sirve de algo; que note, note, note que has llegado. Que note que estarás siempre a mi lado. Yo, mientras, seguiré aquí sentado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario