domingo, 13 de marzo de 2011

No hay nada imposible.

Búscale y encuentra su sonrisa. Esa sonrisa que tantas veces fue para ti, que la viste al alzar la cabeza desde el suelo, que la tuviste a dos centímetros de ti, esa sonrisa que te enamoró, encuéntrala ya no para ti, encuéntrala haciendo feliz a aquella que derrumbaste.
Maldice el tiempo transcurrido, la vida que tan perra ha sido en el último año, maldice todo lo que ha y todo lo que debería haber sucedido, llora en la almohada cada noche, recuerda sus costumbres, pregúntate por qué, por qué, por qué ella y no tú, y cuando estés al fondo del abismo, coge todo ese odio, ese rencor, esa tristeza y esa envidia y sácale algún parecido con todo aquello que le hiciste pasar a ella.





-¿Por qué me pides perdón?
-Sabes que jamás lo hago si no lo siento de verdad.

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