martes, 13 de agosto de 2013

Piedras en la arena

La espuma juega con el dedo meñique de mi pie izquierdo, me hace cosquillas. Pierdo la mirada en el horizonte azul de una atracción irresistible. Me acerco con pasos torpes a aquellos que navegan en la lejanía abstracta, sobre un agua transparente que no puede competir en pureza con tus ojos. Maldito mirar limpio, malditas mejillas ásperas que sonríen cada vez menos. Me miro los pies, el agua ya me lame las caderas y las palmas calientes de mis manos se apoyan en la superficie. Los ojos cerrados, el pelo enredado, me esfuerzo por apartar de mi cabeza lo que desde hace años debería estar sumergido en las profundidades. El agua por la cintura, evoco otra sonrisa, otra forma de mirar, capaces de aplacar las palabras escritas a pluma en un libro. Ya no puedo respirar, me hundo en los recuerdos que me llevan a repasar mis errores y a preguntarme por qué los tuve que cometer. Mis extremidades flotan lánguidas, mis labios besan el agua antes dejarla resbalar por mi garganta, abro los ojos para sentir las frías cuchillas saladas hacerlos enrojecer. Me esfuerzo por recordar que nunca echamos de menos los malos momentos, que no son las angustias las que protagonizan nuestros más acariciados recuerdos, que enterramos todo menos las respiraciones compartidas y que nuestras decisiones tuvieron en su momento su razón de ser. Agito los brazos, toso y el aire seco araña mis pulmones doloridos.


-Te voy a echar tanto de menos
-Y yo a ti

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