martes, 21 de mayo de 2013

Calor en el cristal astillado.

La verdad, no sé cómo te las arreglaste para colarte por la puerta, el caso es que lo hiciste y de pronto colonizaste mi sofá, mi casa y el planeta entero, así, en un momento. Te escabulliste de entre mis brazos para saltar al salón, y yo tuve que dirigirte una mirada completamente perpleja, aún desde la entrada, sujetando la puerta con las llaves en la mano.
Y ahí estabas tú, con las manos sujetando la nuca, mirándome como si hubiéramos nacido para encontrarnos en esa situación.
Y ahí estaba yo, dejando cerrar la puerta con la corriente y burlándome de mis pestañas y de tu mala educación.
Ya no tienes miedo, ya no tienes prejuicios sobre los perjuicios, ya no juegas a mirarme cual Bambi acojonado desde el otro extremo del cuarto, cambian los papeles y ahora soy yo la que levanta las cejas preguntándose cómo narices has conseguido pasar de mis brazos y colonizar mi cama.


You're a million miles away; so, come closer!

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