martes, 11 de junio de 2013

Como lo son las pasas, como lo es el vinagre.

Mejor quitemos rápido esa canción porque parece ser como un mal augurio y no me apetece cambiar tu sabor por el agridulce de los recuerdos, ahora que tus ojos huelen a caricias en mis mejillas y tu forma de hablar sabe a sonrisas escondidas por una cortina de pelo. No dejes que ese momento de acelerada incomodidad cuaje antes que todos los demás, que mis manos huelen a pinta uñas color flúor y mi portal a cloro de la piscina. Ahora que el verano tardío se ha dignado a guiñarnos los ojos, no apartes tu sonrisa de mis oídos, deja que se deleiten en tus torpes explicaciones hasta que la luna nos vigile hostil y nos obligue a alejarnos de allí. Porque esta mañana he tenido que quitar las manos húmedas de la cara de mi hermana, he tenido que oírla susurrar que no estropeará su presente con un pasado que no tiene futuro.


-Yo casi se lo contaría a ella.
-Déjala, que sonría mientras pueda.

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