domingo, 16 de junio de 2013

You move through the room like breathing was easy

Hoy me levanté a una hora inconcebible y ahí estabas tú, tu espalda, tus brazos alrededor de la almohada. Mi pelo enredado junto con tu camisa se hundió en el café buscando consuelo, recorrí el apartamento con la mirada repasando la ropa y las manchas de laca de uñas en el parqué. De puntillas me acerqué a la ventana y con manos temblorosas encendí el cigarro que habría de terminar de estropearnos los buenos días. Los restos de carmín besaron el filtro y me dediqué a observar entre amplias caladas el juego del sol sobre cada pliegue de tu cuerpo. Pero tú no te dabas por aludido, no te decidías a reaccionar, no te decidías a moverte ni un milímetro y por llevarle la contraria a mis deseos ni siquiera te decidías a estar realmente ahí.



-A mí nunca me has llamado así, ¿no tienes confianza conmigo?
+Claro que no: no escuchas Interpol.

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